EL BOSQUE MAGICO

EL BOSQUE MAGICO
El bosque sagrado

sábado, 6 de agosto de 2011

El Bardo visita un Templo Budista

Esta tarde me encontré al Bardo en el mercado, justo en la zona de semillas, llevaba dos canastas llenas de fruta, que de tan pesadas, apenas podía con ellas; me acerqué a saludarle y me pidió le ayudara un poco con la carga, así que puse en mi costal de mandado las frutas que copeteaban sus canastas, en verdad pesaban, mientras el compraba muchos kilos de semillas de mostaza, pude observar que  también llevaba bastantes mandarinas, naranjas y limas; cuando terminó su compra, me contó que iría a visitar a sus amigos los Monjes Budistas, estaría  con ellos tres días, para meditar y cocinarles un poco.



Al salir del mercado, me pidió lo encaminara hasta cerca de su casa, así que muy cargados y llenos de fruta nos fuimos conversando, yo le pregunté como es que se había hecho amigo de los monjes ?, y me contó la siguiente historia:

Alguna vez yo quise mucho a una Bruja que vivía cerca de mi casa, teníamos una gran amistad, casi todos los días conversabamos en nuestro tiempo libre, leíamos Grimorios juntos, paseábamos y compartíamos con nuestras familias veladas inolvidables, estaba muy enamorado...

Pero un día, empezó a enfermar y no hubo manera de ayudarle, poco después murió.....

Me costó mucho el desapego, y por más que yo entendía, que no tenía por que estar triste, ya que ella está en otra dimensión, que además con el tiempo, y cuando ella estuviera preparada, nos comunicaríamos, aún sabiendo ésto, me sentí muy mal y me enganche sin quererlo, a una depresión muy grande....tan sólo pensaba en ella, no salía en absoluto de casa, a pesar de que amigos venían a mi encuentro, no quería ni siquiera que me animaran, no había palabras que desvanecieran mi tristeza...

Un día desesperado, decidí alejarme de ese lugar donde todo me recordaba a ella, mi propia casa, mis libros, etc., así inicié incluso con ira, un viaje con apenas ropa y comida.

Sin rumbo fijo, caminé durante días enteros, parando cuando las piernas ya no daban paso alguno.

Si tenía la fortuna de que lloviera, aprovechaba para llorar y gritar un poco, patear alguna piedra y seguir mi enojo, eso era lo único que me mantenía con energías.., de pronto mi cansancio era tal que empecé a sentir una sed inexplicable, al mismo tiempo que un gran cansancio, al buscar en mi mochila  me dí cuenta que el agua se había terminado, apenas había un mendrugo de pan, y pensé como se podía tener tanta desdicha? me lo  preguntaba  una y otra vez, cayendo en una autocompasión profunda, harto de todo, me deje caer de rodillas al suelo, cerraba los ojos y pedía morir también.

Agotado y sin fuerzas, sentí derrepente una mano que apretaba mi hombro, apenas pude verle, pues mis ojos estaban llenos de lágrimas, me limpié los ojos y noté un hombre frente a mí con una amable sonrisa...sin decirme nada, sacó de su morral una cantinplora con agua, de cual bebí angustiosamente, después me ayudó a incorporarme y tomándome del brazo me llevó hasta el templo budista donde él vivía.




Días enteros estuve ahí auxiliado y atendido en silencio, nadie me preguntó nada, ni siquiera el como me llamaba o quien era, no hablaban entre ellos, sólo se movían como plumas color naranja, desplazándose entre el templo, sólo paraban para meditar e ir a dormir, si es que alguno lo hacía, ya que no había día en que yo abriera o cerrara los ojos, sin que me encontrara a los monjes meditando.

Seguían los días en silencio y a la hora en que los monjes se iban a sus quehaceres, me dí cuenta que estuve inmerso en mí mismo,  y que todo éste tiempo me habían alimentado, dado hospedaje,cuidado e incluso vestido, y yo dejándome atender, sin saber que ésto suponía una tarea más para ellos y sin embargo, no por ello, habían dejado de realizar sus responsabiliadades.



Ahora, estaba preocupado por la actitud que yo había tenido y me sentí culpable, incluso apenado, busqué algo que hacer, barrer, lavar platos, lo que sea que pagase en algo, tanta amabilidad, tenía que devolver de algún modo tantas atenciones, así pues fuí cerca del patio y busqué una escoba, pero ví que un monje ya la ultilizaba y como sabía que era una ley no hablar, desistí de la idea, suspiré y dije " la cocina", al llegar a ella,  había más de siete monjes con tareas diferentes y bien distribuidas, así intenté por todo el templo en vano de hacer algo, y no tuve suerte, pero al llegar al cuarto de meditación, vi un monje solitario que se acomodaba para iniciar su meditación, así que sin nada mejor que hacer, corrí para acomodarme junto a él poniéndo mi cuerpo en posición de loto, pronto cerré los ojos y me llegaron imágenes tormentosas, mi cuerpo se sentía totalmente indispuesto y sólo el agradecimiento a los monjes, me mantenía ahí,  en tan incómoda posición.

Me regañaba a mi mismo diciéndome concéntrate!!! concéntrate!!, derrepente.... sentí algo, y me di cuenta que otro monje se nos había unido, mi cuerpo empezaba a sudar y sólo pensaba en estirar las piernas de una vez, pero que  pensarían de mí aquellos monjes, que tan amablemente me trataron, que pensarían de mí que nisiquiera fuí capaz de poderles ayudar en alguna tarea y mucho menos en algo tan sencillo como meditar, no puede ser que yo no sirva para nada !! me decía a mí mismo...., al teminar ésta última frase en mi mente...sentí un pequeño aire acariciando mis mejillas, otro monje se nos había unido y esta vez se había sentado enfrente muy cerca de mí, mi pequeña ilusión de estirar las piernas se había esfumado, así que empecé a sentir como las piernas se me empezaban a entumir....trataba de acomodarme y respirar profundo, cuando al poco rato y cersiorándome de que no me vieran, abrí los ojos y noté para mi sorpresa que toda la comunidad budista estaba reunida ahí.... sentados muy pegdos uno del otro... fué tal mi impresión que volví a mi posición cerrando los ojos, que desdicha todos aquellos monjes detrás de mí y yo sin poder concentrarme...ahora sí no había posibilidad alguna de escapar, pues cualquier movimiento sería interrumpir la sagrada meditación en que aquellos hombres se encontraban, me imaginé incluso haciéndolo, pisando torpemente sus túnicas, así que preferí seguir sudando y tratando de meditar, a los pocos minutos sonó un ruido que casi me hizo gritar, mi corazón latío de tal forma que pensé que se me iba a salir, abrí los ojos asustado y convencí a mi mente de que ya conocía el sonido del Gong......pero que diferencia era estar ahí en el centro de aquella habitación..!!!, todos los bellos se me erizaron, era una sacudida a todo mi Ser, seguían golpenado aquelloso instrumentos y cuando el sonido del Gong se empezaba a debilitar, comenzaron a escucharse los rezos repetidos de los monjes, haciendo una melodía singular....quedé un poco aturdido..y con el paso de los minutos mi cuerpo se calmó, pude mantener mi posición cómodamente y sin notarlo estaba cerrando los ojos sintiendo un vaivén en todo mi cuerpo...no sé cuanto tiempo estuve así...sólo sé que cuando volví a abrir mis ojos, ningún monje estaba a mi alrededor.....me incorporé en silencio y poco a poco, miré de nuevo todo a mi alrededor, había un pequeño olor a incienso....al salir de aquel cuarto, noté que los monjes seguían en sus tareas...y me dirigí entonces a tomar un poco de aire,  caminé por el patio y me senté a la orilla de una fuente....pasé mucho tiempo observando todo... y pensaba.... si todo ésto había sido un sueño? ..derrepente ví como un ave bajaba su vuelo muy cerca mío, entonces noté que a mi lado había un papel sostenido por una piedra que decía:

" Sea usted bienvenido, estamos muy contentos por que nos a traido con su presencia la palabra sagrada de nuestro Bodhisattva, recordándonos el pasaje de la mostaza:

"Cuando una madre pierde a su único hijo, lleva su cuerpo a Buda para encontrar remedio. Éste le pide que traiga un puñado de granos de mostaza de una familia que nunca haya perdido a un hijo, marido, padre o amigo. Cuando la madre es incapaz de hallar a una familia así en su pueblo, advierte que la muerte es común a todos, y que no puede ser egoísta en su pena."

Esta siempre será su casa, no pensamos nada de nadie, solamente meditamos y damos nuestro servicio con todo amor, vuelva cada vez que lo necesite, pero si le fuera posible lea los horarios y días en que el Santo Templo recibe a los peregrinos y vuélvanos a visitar, ya que en esos días no hacemos votos de silencio y nos dará mucho gusto conversar con usted, sea usted por siempre, bendecido y bien amado."
Los Monjes.


Fué entonces cuando comprendí todo y entonces estuve preparado para volver a casa, así pues cada año vuelvo a ese lugar donde fuí protegido y sanado  llevando frutas, mis ganas de ayudar y sobre todo semillas de mostaza, que siempre se ofrecerán... por si alguien a perdiera a un ser querido...